30 de noviembre y 01 de diciembre de 2024
En un luminoso amanecer, nuestro grupo de intrépidos aventureros nos reunimos en Peña de Bernal para embarcarnos en un emocionante viaje a través de la Sierra Gorda Queretana. A bordo de nuestros resistentes vehículos 4x4, nos dirigimos hacia la remota Misión de Bucareli, un sitio histórico rodeado de majestuosas montañas.
Adentrándonos en el corazón de la Sierra Gorda Queretana. El paisaje, una sinfonía de verdes y ocres, nos cautivaba a cada instante. Las imponentes formaciones rocosas, resultado de millones de años de erosión y actividad volcánica, con vestigios de su pasado oceánico nos recordaban la inmensidad del tiempo y la fuerza de la naturaleza. La Sierra Gorda, con su rica biodiversidad y su historia milenaria, nos envolvía en un ambiente mágico.
Tras varios kilómetros de descenso entre terracerías y acantilados, llegamos a la Misión de Bucareli, un testimonio del fervor religioso y la tenacidad humana en un entorno hostil. En el museo de sitio, aprendimos sobre la historia de esta región, desde sus primeros pobladores hasta la época colonial minera y su pasado en la época revolucionaria. La historia se respiraba en cada piedra, en cada detalle. Luego, tras un cruce por río Extoraz, subimos la cordillera, un desafío para nuestros vehículos todoterreno y nuestra determinación, pero las vistas panorámicas recompensaban cualquier esfuerzo. Finalmente, alcanzamos San Joaquín, nuestro campamento base, donde preparamos las casas de campaña, fogatas, asadores o quienes prefirieron pudieron pasar la noche en alguna de las cabañas. Tras una noche bajo las estrellas, nos preparamos para la siguiente etapa de nuestra aventura.
Al amanecer, ya con el campamento levantado, nos dimos gusto con una rica barbacoa de horno y así partimos hacia los cañones, rumbo a Zimapán, Hidalgo. Con un descenso de 1500 mts, pasamos del bosque frío al clima cálido seco de la zona baja de la sierra. La geología de la zona es fascinante; el río Moctezuma, un gigante silencioso, ha esculpido junto con sus afluentes, a lo largo de los siglos impresionantes cañones como el Infiernillo y la Angostura. Sus paredes, casi verticales, nos dejaban sin aliento. El paisaje era una mezcla de imponentes formaciones rocosas, vegetación exuberante y el constante rumor del río. Cada curva del camino nos regalaba una nueva perspectiva, una nueva maravilla natural. La travesía fue exigente, pero la belleza del lugar compensó con creces el esfuerzo.
Cerca del medio día llegamos al Cañón de la Angostura, sin duda un gran regalo de la naturaleza para nuestro espíritu de aventura, aquí hicimos fotos y un poco de convivencia entre todos los amantes del todoterreno. Con esto emprendimos el regreso, el cual no dejo de ser un reto y desafío que fue superado sin problema por la destreza y pericia de cada uno de los que participamos.
Ya por la tarde llegamos al punto de despedida, donde se ajustaron los neumáticos y llenaron los tanques para un regreso a nuestros hogares. Agradeciendo a todos su ánimo y entusiasmo, nos despedimos, esperando la siguiente aventura que sin duda será épica y exigente. No dejen de seguirnos y estar pendiente del calendario para poder unirse y participar en todas nuestras rutas que cada mes preparamos para compartir con ustedes.