20 de septiembre de 2025
Por J.H. Vega
La mañana nos reunió en el punto de encuentro, cerca de Actopan, con la promesa de sumergirnos en el corazón de la Sierra de Pachuca, donde se ubica el Pueblo Mágico de Mineral del Chico. Geográficamente, esta área forma parte de la Comarca Minera Hidalguense, caracterizada por una topografía abrupta y espectacular, con altitudes que superan fácilmente los 3,000 metros sobre el nivel del mar.
Nuestro convoy —Jeeps, Broncos, Jimnys y otros valientes 4x4— rugía de impaciencia. Enfilamos la terracería que marcaba el inicio del ascenso, adentrándonos en un paisaje forjado por millones de años de historia geológica.
El terreno, de tipo ígneo extrusivo, es una matriz de rocas volcánicas, predominantemente riolitas, que se formaron por la intensa actividad volcánica del Eje Neo volcánico Transversal. Esta geología fracturada y rica en vetas es la razón de la existencia de Mineral del Chico, cuyo origen está íntimamente ligado al descubrimiento de la plata.
Originalmente conocida como Atotonilco el Chico (para distinguirla de Atotonilco el Grande), la fundación del asentamiento se remonta a 1552, con el hallazgo de ricos yacimientos de plata. Durante su época de mayor esplendor colonial y virreinal, el poblado fue conocido como Real del Chico, floreciendo con más de 300 minas en operación. Su actividad, centrada en la extracción de metales preciosos (plata, oro, plomo), fue vital para la economía de la Nueva España.
Ascendiendo por el camino, dejamos atrás una zona de acantilados donde las formaciones rocosas, como la famosa Peña de los Frailes, nos recordaban la violencia tectónica y volcánica que modeló este terreno.
La topografía pasó de ser escarpada y rocosa a un exuberante bosque húmedo, principalmente de pino-encino y oyamel. La humedad es palpable, y el ambiente se vuelve fresco y sombrío.
Encontramos nuestro oasis junto a uno de los múltiples ríos y cascadas que nutren la sierra. Hicimos una pausa para convivir. Mientras las familias se refrescaban y las mascotas jugaban, mantuvimos un ojo atento. Esta zona es parte del Parque Nacional El Chico (decretado el primer Bosque Nacional en México en 1898), y alberga una rica fauna de clima templado húmedo.
Tras el descanso, el reto final nos esperaba junto a una mina abandonada, un mudo testigo de la actividad que definió a este pueblo por siglos. Desde su nombre virreinal, Real del Chico, hasta el actual, Mineral del Chico, su historia es la de la minería. Actualmente, la actividad económica se ha volcado al turismo ecológico y de aventura, pero las cicatrices de la extracción permanecen.
El ascenso que siguió a la mina fue la parte más dura y gratificante de la ruta. El camino era una trampa mortal de zanjas profundas, lodo pegajoso y una capa de arenilla que hacía patinar hasta a los más experimentados. Aquí, la técnica de manejo fue crucial, y el compañerismo esencial. El sonido del winch al ser aplicado, tirando de una Grand Cherokee atascado o empujando un Jeep resbaladizo, era la banda sonora de nuestra superación.
En medio de este caos controlado, la naturaleza nos honró con avistamientos espectaculares: tres águilas sobrevolaban majestuosas, utilizando las corrientes térmicas de la sierra, quizá una aguililla o un halcón, especies que habitan estas alturas. Un conejo o una rata de campo se cruzó fugazmente, demostrando que la vida silvestre continúa su curso inmutable.
Llegamos a nuestro destino al caer la tarde noche, con los vehículos embarrados y los espíritus elevados. Habíamos conquistado la montaña, explorado la rica geología y transitado la historia viva de uno de los pueblos más emblemáticos de Hidalgo. Cada quien se dirigió a su merecido descanso para cenar en este Pueblo Mágico, con la certeza de haber vivido una aventura formidable.
¡No dejes que tu próxima aventura sea solo un sueño! Síguenos ahora mismo en @rutasyaventuras4x4. ¡Revisa nuestro calendario para inscribirte en nuestras siguientes rutas, conoce los cursos de todo terreno que te harán un experto en off-road y vive la emoción!
¡Nos vemos en el próximo camino, aventureros!