Desafío del Bajío

17 de mayo de 2025

Por J.H. Vega

Cuando pisamos el acelerador esa mañana, sabíamos que no era un paseo… sería una experiencia imborrable.

Desde las afueras de la ciudad de León, Guanajuato, arrancamos motores con dirección a la Sierra Norte Leonesa, una joya geológica poco explorada que te exige tanto respeto como técnica.

Al norte del estado de Guanajuato, esta sierra es una extensión del sistema montañoso de la Sierra Madre Oriental, con formaciones que datan de hace millones de años, resultado de plegamientos tectónicos y actividad volcánica. A lo largo de sus laderas fluyen riachuelos estacionales que alimentan presas como la que usamos para ajustar la presión de nuestros neumáticos y reunirnos para la junta de pilotos.

En ese punto, rodeados de matorrales, mezquites y arbustos secos, afinamos detalles: presión baja para mejor tracción, revisión de equipo, comunicación activa y máxima concentración. Una buena ruta comienza con buena preparación. La seguridad de cada participante y vehículo es prioridad absoluta.

Desde ahí comenzó lo bueno. Los primeros metros de terracería nos dieron una probadita de lo que venía: socavones profundos, zanjas imprevistas, piedras tan grandes como cofres, y un sinfín de pasos técnicos donde los 4x4 mostraron de qué están hechos.

Algunos quedaron con dos ruedas al aire, colgando con el peso bien equilibrado y la tracción controlada al milímetro.

Aquí no se trata de velocidad, se trata de control. Esta ruta nos ofrece la oportunidad de mantener un avance constante, aunque siempre con atención y pendientes de la técnica y rendimiento de cada vehículo.

El manejo off-road es una técnica que se aprende, se practica, y se domina. Saber cuándo usar 4H o 4 L, cómo atacar un obstáculo en diagonal, cómo recuperar sin dañar, y cómo cuidar tu vehículo para que al final de la ruta siga entero. Y claro, todo eso lo aprendemos y practicamos en equipo, con rutas exigentes como esta, donde compartimos y afirmamos el poder de la mecánica de cada unidad.

Mientras ascendíamos por la sierra, los paisajes nos iban regalando postales que solo los que nos atrevemos a recorrer estos terrenos inhóspitos podemos captar con nuestros propios ojos: valles profundos, cactus solitarios, formaciones rocosas con millones de años en su silueta, y un cielo limpio que parecía sacado de una película.

Esta sierra fue usada por grupos chichimecas como refugio natural. Aún se pueden encontrar ruinas de antiguas rutas de pastoreo, así como vestigios de minas abandonadas de la época colonial. La historia se respira en cada curva.

La ruta nos exigió hasta el último metro. Hubo momentos de tensión, de adrenalina pura, pero también de celebración.

Porque cada obstáculo librado es una victoria compartida. No es solo un reto mecánico, es una experiencia humana.

Si vas a iniciar en este mundo, hazlo con preparación, equipo y técnica. Respeta el entorno, respeta tu vehículo, y nunca subestimes el poder de una sierra como esta. Aquí no hay grúa cercana ni señal de celular. Aquí manda el terreno.

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